¿Se puede utilizar la Palm como libro electrónico?
Desde luego existen multitud de programas para la Palm que permiten leer textos en formato electrónico y uno de mis favoritos es sin duda Plucker. Este programa (de código abierto) permite pasar a Palm cualquier grupo de páginas web y soporta todos los mecanismos que se han convertido en estándar, como el botón atrás, los favoritos, etc.
Pero mi pregunta debería ser más bien… ¿Se puede utilizar un dispositivo electrónico como sustituto a un libro de papel?
Durante un tiempo yo pensé que no. Cuando cogía la Palm no conseguía concentrarme lo suficiente en la lectura. Lejos de ser un problema relacionado con la técnica es una cuestión de actitud. Aunque es evidente que mayores resoluciones y nuevos inventos como el papel electrónico mejorarán espectacularmente la parte técnica, lo cierto es que somos animales de costumbres y estamos acostumbrados a concentrarnos ante un determinado estimulo externo (el aspecto de un libro de papel) y nos cuesta hacerlo ante otros estímulos.
Por mi parte puedo decir que lo intenté varias veces y ahora por fin puedo lograr una concentración similar leyendo en mi palm al que consigo ante un libro “tradicional”.
Si bien las ventajas de este tipo de dispositivos en cuanto a espacio y portabilidad (haciendo un recuento rápido tengo cargado un diccionario, un traductor, 5 libros,…) son claras, tambien lo es que hay cosas que se pierden. Algunas de estas perdidas se subsanarán claramente poro otras no lo tengo tan claro (¿cómo se “ojea” un libro electrónico).
Naturalmente el problema ahora es encontrar literatura en castellano (y en cierta medida en inglés) lista para ser leida en una Palm. Algún día las editoriales pondrán a la venta a la vez las versiones electrónicas y físicas de todos sus libros. Mientras tanto, tenemos que conformarnos con literatura disponible en páginas web, lo que básicamente nos limita a trabajos amateurs, pequeños relatos de autores consagrados (cuya publicación en una página web raya la ilegalidad) y obras cuyos derechos de autor han vencido y que determinados sitios (como la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes) editan en Internet.
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