¿Somos más listos que un niño de primaria?

El jueves de la semana pasada estuve de viaje en Madrid por un curso en mi empresa. Se trataba de ir tomando contacto con la nueva metodología de desarrollo que se intenta poner en marcha (en realidad una serie de buenas prácticas bastante reconocidas por la industria, como trazabilidad, tests, etc).

En cualquier caso, entre muchas otras cosas que se podrían comentar en este weblog, me quedo con un comentario del instructor. En un momento dado, cuando estábamos hablando de la gestión de requerimientos, el instructor comentó que se había creado unos “tips” para confeccionar buenos requerimientos. Según parece, los “tips” eran una serie de consejos como: Empezar por un verbo, preguntarle al verbo “¿quien?”, preguntarle al verbo “¿en qué situación?”, etc. La idea era así terminar con un requerimiento como “Un usuario que esté identificado en el sistema podrá acceder a la lista de sus proyectos”.

Mi hija está ahora en cuarto de primaria y estas son precisamente el tipo de preguntas que se hace para analizar una frase: Preguntar al verbo “quién” para obtener el sujeto, “cómo” para obtener el complemento, etc.

¿Tan nulas son las aptitudes lingüísticas medias de los analistas/desarrolladores para que seamos incapaces de redactar un requerimiento útil sin seguir ese “esquemita”? Desde luego, es para pensarlo.